Camino con la
sombra de la soledad
cosida a mi
costado por calles desiertas
con nombre de
tango.
A veces –
compasiva – gira y gira a mi alrededor
y me recita al oído aquel poema que escribiste
para mi
con la tinta indestructible de tus manos.
A veces –
misericorde – sube hasta mi boca
y me da a beber del eco de tu voz, del miel de
tu mirada.
Dulce elixir que me abrasa y me llena los labios de
añoranza
A veces –
silenciosa – dirige sus pasos y los míos
a un rincón del
Café de Rick y allí
llora junto a mí
cuando suena la melodía
que nunca
escucharemos juntos.
copyright C.Lucía ©