A veces…
Me desvistes la
tristeza que me habita
con palabras
dulces y armónicos sonidos,
trenzándome el
dolor para llevarlo al olvido.
A veces…
Me rescatas de los
brazos más oscuros de la noche
y me conviertes en
un pequeño ruiseñor
que trina al alba.
A veces…
Amor, mi dulce
amor,
me ventilas todas
las habitaciones del alma.
copyright C.Lucía ©
A veces se escapan lágrimas leyendo cosas tan hermosas...
ResponderEliminarMiles :*
Gracias...
EliminarMiles...de algodón :*
A veces el poema se detiene como un barco de luz en el pensamiento.
ResponderEliminarSe hace silencio en la calma del labio que recita
Vuelves a leerlo
y un suspiro de asombro se escapa ante tanta belleza
Así se siente mi corazón cada vez que te leo, querida amiga.
Allí en el corazón, guardo tu amistad poeta
EliminarGracias, Benito. Quizás un día Salamanca sea testigo de un abrazo.
Un beso grande.
Es un precioso poema..... hasta las làgrimas.
ResponderEliminarun abrazo
Gracias, maduixeta...
EliminarUn abrazo!
A veces, gozamos leyendo tus versos sutiles y preciosos, querida lucía. Un abrazo. María
ResponderEliminarMuchas gracias, María, poeta dulce.
EliminarBesos enormes, amiga.
Hay amores que son así, como aire fresco y puro que nos llena los pulmones y nos ventila el alma. Felicito a quienes encuentren uno de estos.
ResponderEliminarPrecioso
Besos
Vayan mis felicitaciones, junto a las tuyas, a esos amores...
EliminarUn beso grande, mi querida Narci.
No a veces, si no siempre, haces que vuelen los sentimientos al ritmo de tus versos. Precioso niña, precioso!!
ResponderEliminarBesicos muchos.
Ay...Nani...esos ojos de amiga...
EliminarMuchos besicos, muchos!
No a veces sino siempre sabes sacar todo el jugo al amor y a la dulzura. Besos y besos
ResponderEliminar¡¡ Candi, qué alegría verte!! Siempre habla la amistad en tus palabras.
EliminarBesos y besos, mi niña!!
¡Qué bueno encontrarte, mi precioso ruiseñor! Y bien mereces este apelativo, porque desde hace ya bastante tiempo te haces de rogar tanto como él. Pero cuando tus letras cantan, ¡ay, Lucía!, la noche postrera se engalana...
ResponderEliminarEs una delicia leerte, aunque uno solo pueda entender parte del mensaje. La magia hunde sus raíces en el misterio, lo entiendo, aunque bien quisiera que la noche desnudara su vientre oculto para mostrarnos sus secretos. No por saber, no... Solo por acerca la lumbre hasta el lecho.
Gracias por estos regalos que, aún siendo magros, se agradecen en extremo. ¡Gracias por tanta belleza! Y gracias por no olvidar.
Un abrazo enorme y todo mi cariño.
Gracias, Emilio, creo que ruiseñor no me han llamado nunca aunque, aquí entre nosotro, un poco sí le parezco por aquello de cantar...jejeje.
EliminarLa delicia, es contar con amigos como tú.
Un abrazo grande y cálido y todo mi cariño!
Bello poema para trenzar los destellos que desvisten el alma de las tristezas y el dolor. Besos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Carver. Ojalá esos destellos desvistan de tristeza y dolor al alma siempre.
ResponderEliminarUn beso grande, mi querido amigo:-)
A veces...... es necesario ese gesto que ama de manera profunda y a veces....lo demuestra tal y como lo has descrito.
ResponderEliminarPalabras que sanan.
Compañía que sana.
Demostraciones que reconfortan y abrigan el alma.
Lucía, cómo haces para tener tanto duende?? Y decir así tantas cosas con tan pocas palabras.
Mi admiración y un puñado de besos para ti, de esos que surcan mares hasta el infinito!!!!
Es verdas existen personas que sanan... Gracias, Nely aunque el duende está en tus ojos al leerme.
ResponderEliminarBesazos a montones, amiga:-)