abril 23, 2013

cómplice...

 
 
 


Mientras, ardientes, nuestros dedos

nos despertaban primaveras por el cuerpo

dentro de un suspiro te llamé amor.

 

Fuimos dos hogueras avivadas por el mismo fuego,

dos gritos rasgando el sonido del silencio

dos bocas buscando su maná…

dos  eternas plegarias tatuadas en dos nombres.

 

Cómplice la noche nos abrió la puerta del deseo...

el aliento de la eternidad nos poseyó

y un rumor de mar y azahares nos habitó la entraña…
 

copyright C.Lucía ©